Jorge Luis Borges: 121 años del nacimiento de un lector aficionado

Hoy cumpliría años uno de los pocos escritores que defendió el papel fundamental del lector. La lectura debe ser una forma de felicidad, decía.

Foto: Ministerio de Cultura de Argentina 

Escribe: Stefanno Placencia


Un día como hoy pero de 1899 nació Jorge Luis Borges, escritor universal que no necesita mayor presentación. No es coincidencia que el 24 de agosto, en homenaje al natalicio del autor de  ‘El Aleph, se celebre el Día del Lector en Argentina, tras su aprobación en el 2012. 


Borges no solo escribía, también leía con avidez todo lo que encontraba en su camino, especialmente en la biblioteca de su padre, Jorge Guillermo Borges, dónde se hizo lector. Ahí leyó de todo un poco, y a una edad temprana se enfrascó en la lectura de obras clásicas: el Quijote, en su versión inglesa, despertó su pasión por la lectura. 


Incentivado por el padre de simpatías spencerianas, Borges leyó de un tirón muchos textos filosóficos: los libros de Schopenhauer le fascinaban. Se refugió en la lectura para apartarse del barrio picante dónde creció. La biblioteca de su padre era el centro de su distracción, ahí también jugaba ajedrez. 


En 1938 empezó a trabajar en la Biblioteca Municipal Miguel Cané de Buenos Aires. Su trabajo consistía en leer, incluso en sus tiempos libres. El periodista argentino Patricio Zunino, quien publicará un libro sobre el autor de  ‘Otras disquisiciones, cuenta que Borges en el tranvía, de camino al trabajo, leía La divina comedia.


En esa segunda etapa de lector, llenó su biblioteca con muchos títulos en inglés. Le gustaban los libros de historia. Además, visitó las páginas del magnífico ensayo  ‘Historia de la conquista del Perú, de William Prescott, cuando era pequeño. Leyó también al poeta simbolista José María Eguren. 


Tuvo una extensa y tercera etapa de lector en la Biblioteca Nacional, donde permaneció como director por 18 años entre 1955 y 1973. Aquí perdió la vista por un accidente, en el que se golpeó la cabeza. Pero ni con la ceguera dejó de leer. Su madre, amigos, mujeres, sus secretarias le leían lo que él pedía.


Borges siempre presumió lo que leía y afirmaba: "Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído". Él se consideraba lector. Por eso, nunca perdía oportunidad para desmerecer el reconocimiento que lo había categorizado como escritor y poeta. 


Mario Vargas Llosa, en su último libro, Medio siglo con Borges, recuerda que en la biblioteca de Borges no había ningún libro de su autoría ni de los que le habían dedicado. Borges le dijo al nobel peruano: «Cuido mucho mi biblioteca. Quién soy yo para nombrarme con Schopenhauer»


Borges era de los pocos escritores que defendió el papel fundamental del lector. Su figura reivindica a la lectura como fuente inagotable del conocimiento y el pensamiento crítico. «Uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído», diría hoy Borges, con el entusiasmo que lo dijo hace décadas. 



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