Coronavirus: editoriales, librerías y libros en cuidados intensivos

La pandemia deja estragos en el sector editorial, que ya venía de malas. Tras superar la pandemia, ¿qué le deparará al lector y a la industria editorial?


Los libros están en cuidados intensivos hace años. El COVID-19 ha golpeado -seguirá golpeando- al sector editorial y ha reforzado la idea de que sin una ley universal que proteja a los libros es posible que estos, una vez superada la pandemia, sigan en confinamiento involuntario


Librerías cerradas, proyectos editoriales varados, catálogos de novedades sin publicar, libreros que devuelven los ejemplares a las editoriales, imprentas sin funcionar esas son algunas de las consecuencias que ha traído la epidemia en el sector. Sumarle que aún no existe una cultura de lectura y consumo de los libros digitales o del audiolibro. 


En octubre pasado, después del cierre constitucional del Congreso, el Ejecutivo publicó un decreto de urgencia que buscaba paliar los vacíos de una ley del libro que cumplía su periodo. 


En ese sentido, hubo algunas modificaciones que, en lugar de cubrir grietas legales e incentivar la producción de libros, perjudicaban a algunos y beneficiaba a unos cuantos. En tanto, el Gobierno anunciaba la inyección de 16 millones de soles a la carteras de Cultura y Educación para la implementación de bibliotecas públicas. Por cierto, transferencia que aún no se realiza. 


Llegó la pandemia y encontró, como era de esperarse, mal parada a la industria cultural. Por el momento, no está permitida la distribución de libros físicos por delivery ni el recojo en tienda. La única alternativa durante el confinamiento obligatorio: la venta de ebooks.


Sin alternativas concretas en el sector: las rupturas de la cadena de pagos perjudican los ingresos de todos los profesionales que lo conforman: libreros, distribuidores, correctores, editores, diagramadores, ilustradores y, por supuesto, autores. 


Sobre ello, Jerónimo Pimentel, director general de Penguin Random House, afirmó en El Comercio: “La cuarentena, que todos entendemos y acatamos, ha generado una debacle en el sector editorial. No es que va a ocurrir, ya ocurrió. Esta industria es tan frágil que la cadena de pagos se rompió”.


Otra inquietud: la edición 25 de la Feria Internacional del Libro, que el año pasado congregó a casi 590 000 asistentes, será virtual pero aún no tiene fecha. De este evento dependen la mayor parte de ingresos que perciben anualmente las editoriales. En la otra tribuna, La V edición de la Feria Alternativa del Libro, que organiza la Antifil, se postergó. 


Al no contar con un plan específico de apoyo a las industrias culturales por parte del gobierno durante la pandemia, la única salida para el sector editorial es la venta de libros electrónicos. Para que el consumo de ebooks deje de ser incipiente es necesario también que el gobierno se comprometa a elaborar una ley del libro estable y permanente. 


Los libros digitales y físicos pueden convivir dentro del mercado editorial, pero ambos formatos necesitan de una sólida política cultural impulsada por el gobierno. Los libros y la lectura no pueden seguir en cuarentena apenas se supere la pandemia de la COVID-19. 


Sin una ley del libro estable la producción de la cadena de libro está en riesgo. / Foto: Renato Becerra

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